Páginas

18 de marzo de 2013

Decisiones de un robot en una balsa

No sabría decir cuánto están contribuyendo las redes sociales a la influencia de la opinión pública sobre las decisiones de nuestros gobernantes. Pero, atendiendo al número de demandas que circulan y a las que son atendidas, parece que es poco (aunque quizá sea más las decisiones de unos pocos las que influyen sobre las de muchos, como siempre). En cualquier caso, ¿cómo se toman las decisiones?

Fuente

No voy a hablar de la Teoría de la Decisión, si en verdad es posible hablar de teoría o de, más bien, farmacopea interdisciplinar. Solo voy a detenerme en una situación problemática y en describir qué salidas se pueden encontrar.

Imaginaos que sois el timonel de una balsa con treinta personas a bordo, una de las cuales es vuestra hija de ocho años. En un viraje imprevisto, vuestra hija cae al agua y empieza a ser arrastrada corriente abajo, alejándose de la balsa. Nadie en la balsa conoce el río mejor que vosotros y nadie se va a lanzar a salvarla. Los cabos y salvavidas que le han arrojado no han surtido efecto. Ella clama auxilio: “¡Papá!”, “¡Mamá!”. Su voz y verla luchar contra el líquido elemento os impulsa a lanzaros al río ¡es vuestra hija!. La alcanzáis, la arrastráis hacia la orilla y, jadeando, veis de reojo cómo la balsa se desmiembra y las veintinueve personas van siendo arrastradas río abajo.

Imaginaos que sois vosotros quienes vais en esa balsa, dirigida por otra persona en las mismas circunstancias.

Imaginaos que sois vosotros quienes vais en esa balsa, y esta vez es un robot quien dirige esa balsa. El robot no tiene hijas, pero imaginad que está programado para salvaguardar la vida humana. Si las instrucciones son salvaguardar la vida humana, sin más especificaciones, ¿qué creéis que haría el robot timonel?

¿Cuál sería una decisión racional? Si os restringís a lo racional, os encontraréis con un sinfín de variables: si la niña es la única mujer que queda sobre la faz de la Tierra y es la única esperanza para la perpetuación de la especie en el futuro, si la niña es hija del programador del robot y este dejó una sentencia para salvar a su hija, si el robot tiene que elegir salvar siempre al mayor número de vidas humanas...

Bueno, esta es una entrada abierta a vuestros comentarios, como siempre. Pero os invito de manera especial, porque es una forma como otra cualquiera de continuar este post contando con la opinión pública, vosotros, como empecé describiéndoos al principio.

Adelante.




8 comentarios:

  1. Debo ser la primera en comentar. Eso me da una idea de lo hipocritas que somos. Porque todo el mundo dice lo que hay que hacer menos cuando se mete en la piel.
    Esta genial el post.

    ResponderEliminar
  2. Lo lógico sería compartir conocimientos de navegación con varias personas, para que no dependa todo de ti, compartir conocimiento vital porque, y si enfermas y mueres, que esperanzas tendrá el resto? Eso te permitiría tomar la decisión de arriesgar tu vida para salvar a tu hija sin dejar perecer al resto, haciendo que tus decisiones afecten a menos gente. De todas formas no se si el problema planteado te permite esta opción.

    ResponderEliminar
  3. Ángel, el problema no permite esa opción, pero tú sí. Lo cual es estupendo y abunda en la idea generadora: la opinión pública como motor de cambio y como alternativa al pensamiento único. El pensamiento lateral elevado a la enésima potencia.
    Lo que propones es la formación. Si me permites, podríamos extenderlo a educación. Todos tenemos algo que decir, y nos hace falta la educación para mejorar nuestra actuación.
    Es decir, incluso desde un punto de vista egoísta de quienes dirigen, delegar les favorecería la toma de decisiones. Pero no en asesores que escurran el bulto, ni en cargos intermedios, sino en las personas: escuchándolas, teniéndolas en cuenta.
    Gracias. Esto sigue.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La educación es tan subjetiva como el individuo. ¿Estará el timonel dispuesto a compartir todos sus conocimientos, o se guardará algunos para ser imprescindible? Un robot es tan subjetivo como el individuo que lo programa.¿Cuántas variantes dejará abiertas? Lógico será que sean pocas que el tiempo apremia si es cuestión de salvar vidas en una situación de estrés donde es la naturaleza la que manda, no la inteligencia humana.

      Eliminar
    2. La educación es tan subjetiva como el individuo. ¿Estará el timonel dispuesto a compartir todos sus conocimientos, o se guardará algunos para ser imprescindible? Un robot es tan subjetivo como el individuo que lo programa.¿Cuántas variantes dejará abiertas? Lógico será que sean pocas que el tiempo apremia si es cuestión de salvar vidas en una situación de estrés donde es la naturaleza la que manda, no la inteligencia humana.

      Eliminar
    3. Gracias por tu comentario, María José.
      Creo que aportas una necesaria reflexión: ¿hay que compartir lo que se sabe para tomar decisiones en equipo o de manera individual? Cuando se trata de decisiones que atañen a los miembros del equipo, parece razonable compartirlas. Como bien señalas, además, el tiempo juega en contra. Pero, ¿cómo se traduce esta fábula a lo que acontece: políticos que deciden teniendo en cuenta a un equipo restringido (asesores, lobbies...) o teniendo en cuenta a la opinión pública? ¿Cuál es la opinión pública?
      Un saludo

      Eliminar
  4. Los seres humanos somos egoístas por naturaleza. Máxime en condiciones extremas. Tomar la decisión de prescindir de alguien es más fácil que hacer prescindir al grupo de uno mismo. Esto último se reserva a los héroes que en un momento de locura a de extrema idiotez arriesgan su vida para salvar a otro individuo o al grupo. En cualquier caso, parte de la toma de decisiones en casos extremos y contra reloj es casual. Ética, lógica, pasión, etc se mezclan con un resultado impredecible y solo analizable tras el acontecimiento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Manu.
      Somos egoístas, pero también somos sociales. Y, entre lo individual y lo social, caminamos entre los afectos y, en demasiadas ocasiones, dejamos de lado la ética. A veces, como sucede en ocasiones extremas, la ética está reñida con las emociones y los sentimientos, empezando por el afecto a la propia vida, como bien señalas. Pero, ¿cuántas veces sucede que las decisiones racionales están tomadas en contra de uno mismo? Por ejemplo: un corrupto o un corruptor cree haber tomado una decisión racional mientras no le pillen, ¿autoengañándose?
      Creo que, como señalas, sólo a posteriori es posible evaluar mejor las consecuencias de la decisión tomada. Pero incluso no siempre es posible.
      Un saludo

      Eliminar

Puedes añadir tu comentario aquí: