Potencial o actual (1)
Desde el confín de la cantimplora una molécula entre un número de Avogadro (2) se vaporizaba en el tumulto que provocaba la atmósfera adentrándose por la boquilla. Si aquello era sed, no lo supe hasta encontrarme impactado ante un haz de fotones que vibraban más rápido que el violeta (3). Quizá consumido por el sol, apenas adiviné la arena por el tacto. Terrosos los ojos, sentí lágrimas de sílice fundiéndose en la queratina (4) de las yemas. Traté de recrear qué dígito (5) se aproximaba: ¿índice (6)?, incontable (7). “No numerable (8)”, rectifiqué.
- Reduciendo las probabilidades de subsistencia. Bajando frecuencia cardíaca. Delirando.
Una montaña de libros sepulta la comprensión del sabio. A veces una leve nota le despierta del rubor en que le sume su voraz inquietud. A veces llega a repasar todas las notas, pero nunca evoca la melodía. Consulta, repasa, intercambia, pero aquello sigue sin sonar como quisiera. Del maremágnum de conocimiento suele emerger una chispa de candor; con suerte, prende la mecha y se acaba explotando una nueva ruta. Pero el saber sigue sin ocupar lugar, sin que el sabio deje de preguntarse.
Por ejemplo: creían los antiguos griegos (9) que la Madre Tierra emergió del Caos, y que, mientras dormía, parió a Urano, y que este fue empapándola por sus hendiduras y así
brotaron todas las plantas con los animales adecuados para cada una de ellas. Griegos ecologistas (10), ahí los tenéis. ¿Y las bacterias (11) qué? Si hubieran creído en un demiurgo (12), les habría ido mejor (13). Zenón (14) sabia que Aquiles atraparía a la tortuga, pero era incapaz de explicárselo (en reflexivo, no a Aquiles, ni a la tortuga).
- Rindiéndome a la evidencia: estoy más solo que el Big Bang en horas bajas. Feneciendo.
Muros sobre cimientos, anclados al suelo, y el suelo soportado en un centro de masas (15), que ¿flota, gravita, orbita? Acaso cabe el Cosmos en la mente de un ser o acaso el ser crea un cosmos en su mente. Mas algo parece que muta: un ser, una mente o un cosmos. O acaso todo. O nada. Y en el devaneo, un infinito potencial (16) compite con otro infinito actual. Mientras el Universo se expande; ¡abran paso en la nada!
Gauss (17) supo dar con la solución
de Zenón, pero fue el pájaro Cantor (18) quien trinó públicamente. Solo tuvo que contar racionalmente (19) para comprobar que lo trascendente (20) es irracional, como pi, por muchas vueltas que le demos (21). Ni siquiera todas las soluciones algebraicas (22) caben con naturalidad (23), por muy reales que sean. Hagan números.
- Cien ceros (24) para contar la extensión del Universo... Desconectando.
Haces de luz y, cuanto más haces, más te consumes, por rápido (25) que vayas. Y cada cual que entienda esto como quiera, que nada es instantáneo (26), sino, tal vez, simultáneo (27) (pues cuando se escribe “cuanto” no se escribe “cuantos”). El pensamiento se pierde en la palabra, incapaz de plasmarlo fielmente tantas veces, pues no parece haber lenguaje universal (28) en la comprensión (29). Ni siquiera conceptos (30) puros.
Decrepitar en el ocaso solar, de crepitar los
estertores lumínicos en la cúpula gaseosa que nos envuelve. Decrepitud senil -¡maldito castellano (31)!-. No aludes a la montaña, sino de la montaña abajo, ya que lo dices. Y, si no, silencio, que la nieve está al caer y nosotros somos su blanco si un sonido la araña de la falda donde yace -¡maldito castellano!, sigues entrometiéndote-. Fue el que es y va, pasado de todos modos, pero siempre indicativo, de algo -¡castellano, castellano!-. Me siento, padezco y espero -¡ah, no! Te pillé en persona, castellano, no eres más que un código, aunque cambies de registro-. Pares de dos en dos, criaturas... -¡que pares, coño!-...
- Hora de la muerte: inicial, cero. Recuperando archivos.
Nos abrazamos en Catal Huyuk, temblando sobre un terremoto que nos dividió. Erramos por los valles del Cáucaso y retrocedimos ante sus cimas. Posteriormente, cuentan que fueron trompetas las que derribaron las murallas del Jericó que nos acogió. Solo Dios lo sabe. Ese dios que elegimos como mejor entre todos. Aquel cuyas andanzas esparcimos de boca en boca en incipiente semítico. Dejando Ebla atrás, acadios, sumerios, arameos..., exhaustos, mortales treintañeros rendidos a las enfermedades y al hambre, nos agasajaban con miradas de esperanza y temor. Mantuvimos el contacto desde Nubia hasta Menfis, de Creta a Hattusa, entre Uruk y Harappa. Divisando las montañas de Cachemira, descendimos el Indo, empapándonos de sánscrito, bebiéndonos eones de voces apagadas en manuscritos inexistentes, embriagando los sentidos de espiritualidad, soñando con un fin y hasta fundar Mohenjo Daro, donde fuimos comerciantes pacíficos y supimos mantenernos con una lengua indescifrable para mantener la paz con las estepas...
Diseminamos saberes esenciales allá donde moramos, olvidamos la identidad todas las veces, nos levantamos, sobrevivimos a cataclismos y a nosotros mismos. Nos adentramos en la ciencia y el arte para escapar de la muerte temprana, creamos artefactos, mejoramos nuestras vidas, avanzamos hacia un futuro que creíamos próspero. Pero siempre a merced de la ignorancia (32).
Si finalmente no he resuelto el enigma de los granos de arena, es posible que se tratara de un infinito potencial, alejado de los infinitesimales de Leibniz, del límite de Cauchy y de su puta madre, pues no he podido enumerar los intersticiales. Pero rectifiqué mal: es numerable, pues todas y cada una de las moléculas de sílice que pueden considerarse tierra no son infinitesimales realmente. Con una báscula y un simple cálculo me habría bastado. Ni siquiera sería un infinito actual, sino un cardinal finito. Pero en mi mente agónica solo sueño con la inmortalidad esperando que sea infinita, más allá de donde me llevan los recuerdos.
Morí (33).
Nota final: Cientos de millones de años después de la extinción del último ser humano fue encontrado un rudimentario aparato tecnológico del que extrajimos las líneas aquí escritas. Hallado en el sistema DC93A81872G-B2F3AA, no se localizaron más restos. Se sigue trabajando en la hipótesis de que realmente no fuera más que un triste sueño del Gran Amo. En su infinito particular, ya sabéis (34).
Si finalmente no he resuelto el enigma de los granos de arena, es posible que se tratara de un infinito potencial, alejado de los infinitesimales de Leibniz, del límite de Cauchy y de su puta madre, pues no he podido enumerar los intersticiales. Pero rectifiqué mal: es numerable, pues todas y cada una de las moléculas de sílice que pueden considerarse tierra no son infinitesimales realmente. Con una báscula y un simple cálculo me habría bastado. Ni siquiera sería un infinito actual, sino un cardinal finito. Pero en mi mente agónica solo sueño con la inmortalidad esperando que sea infinita, más allá de donde me llevan los recuerdos.
Morí (33).
Nota final: Cientos de millones de años después de la extinción del último ser humano fue encontrado un rudimentario aparato tecnológico del que extrajimos las líneas aquí escritas. Hallado en el sistema DC93A81872G-B2F3AA, no se localizaron más restos. Se sigue trabajando en la hipótesis de que realmente no fuera más que un triste sueño del Gran Amo. En su infinito particular, ya sabéis (34).
Notas del autor:
1 ¿Para
qué filosofar sobre el infinito si podemos divagar sobre ello?
2 Una
minucia: 6.023 x 1023
3 Ultravioleta,
la luz invisible que nos quema la piel, entre otras cosas.
4 El
material del que se hacen las uñas, una proteína, vamos.
5 Doble
acepción: dedo, y de este (por eso el sistema decimal), número.
6 Doble
acepción: dedo indicador, y de este, relación de temas en un texto
(y, por extensión, de cosas en un conjunto).
7 Doble
acepción: inenarrable o no enumerable.
8 En
teoría de conjuntos, que no se puede establecer una relación
biyectiva entre el conjunto dado y los números naturales (bueno, ya
veremos).
9 Eso
contaba Hesíodo en su Teogonía.
10 Stricto
sensu, el autor interpreta deliberadamente la creencia en un
ecosistema perfecto...
11 …
casi (perfecto), pues las bacterias no son plantas ni animales (hay
muy mala leche en este comentario, leche agria incluso).
12 No
veas cómo le sentaba eso a Platón (para él si hubo demiurgo, un
creador, no un caos -por simplificarlo- y así puede explicar la
separación entre el mundo de las ideas y la caverna).
13 Hay
opiniones para todos los gustos y más para jugar al presentismo.
14 Los
romanos se aplicaron la paradoja de Zenón con mayor éxito:
dividieron y vencieron (dividit et vincit).
15 O
lo que diantres sea que nos mantiene de pie sobre el suelo y no
cabeza abajo estemos en España o en Nueva Zelanda.
16 La
madre del cordero de esta crónica bloguera: “Piensa un número.
¿Ya lo tienes? Pues siempre hay otro mayor: el siguiente. Claro que
es porque yo lo digo. No, no es que pueda ser; es que es”. Bueno,
pues que algo pueda ser es potencial, que algo es es real (sentido
latino: actual). Y así llevamos siglos (actual), ¡y los que nos
quedan! (potencial).
17 Gauss
era muy suyo y dejó muchos apuntes sin publicar.
18 Dicho
con cariño del matemático Georg Cantor, el creador de la Teoría
de Conjuntos, tan discutida e indiscutible hasta para enseñar
matemáticas a los niños incluso hoy en día.
19 Cantor
demostró que a cada número racional (“quebrado”) le
corresponde un número natural y solo uno (y viceversa). Lo hizo por
el camino más corto: diagonalizando.
20 Vale,
números trascendentes, como pi o e, no raíz cuadrada de dos (que
también es irracional; no se puede expresar como una fracción).
21 Por
aquello de la circunferencia, ya me entendéis (2πr).
22 Como
raíz de dos, que ya hemos mencionado. No es un número
trascendente, pero es un número irracional.
23 Pues
eso, que no se pueden numerar, no se coordinan con los números
naturales. Hay un cardinal infinito de números naturales, que lo
llaman ℵ0 ("alephsubcero"), y se “sospecha” que hay otro cardinal mucho
mayor de números irracionales, que coincide con el cardinal de los
números reales (que incluyen a los racionales -¡para volverse
loco!-) y dicen que es “estrictamente” dos elevado a ese
infinito ℵ0. Y lo llaman ℵ1 ("alephsubuno"). Pero, recordemos,
siempre desde una visión actual del (los) infinito(s) (llamados
transfinitos).
24 Cantidad
de átomos en el Universo. Ahí queda eso.
25 Ya
sabéis que no hay velocidades infinitas; el tope es la de la luz en
el vacío.
26 Y,
si no hay velocidades infinitas, no puede haber sucesos
“causa-efecto” a la vez.
27 Pero,
como todos sabéis, el entrelazamiento cuántico no es un suceso
causa-efecto.
28 O
quizá sí haya una “gramática universal”, según Chomsky y sus
seguidores generativistas, pero el caso es que cuesta tanto
entenderse incluso en el mismo idioma...
29 Doble
acepción: acción y efecto de comprender, y, en teoría de
conjuntos, una de las formas de determinar un conjunto, atendiendo a
las características “comunes” de todos y cada uno de sus
elementos. La otra forma es por extensión, nombrando a todos los
elementos del conjunto (imaginaos el número de átomos del
Universo).
30 Se
alude a conceptos formales, determinados (por comprensión) en
lógica y matemática más claramente que en otros campos. Los
conceptos naturales (o categorías naturales, según Eleanor Rosch)
son mucho más difíciles de determinar.
31 Idioma
castellano o idioma español. Los dobles sentidos de este párrafo
no son traducibles por esa razón. No obstante, aunque mantiene un
sentido, señala la desconexión entre mente (o lo que sea que pase
por ahí arriba) y entorno (pues, que se sepa, la telepatía es un
fraude).
32 Sí,
efectivamente, se pueden leer todos los tiempos de este párrafo
como pretérito indefinido o como presente (insisto, en español).
33 ¿Quién
puede decir esto!
Bárbaro!!
ResponderEliminarBorges lo hubiera escrito mejor, pero no mucho más :-))))
Me parece un gran ejercicio de creatividad. Por cierto muy bien traído para ilustrar el viejo debate sobre el concepto filosófico de infinito pegando un repaso a la concepción mayormente aceptada. La matemática.
ResponderEliminarAbrumador
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