Aunque pueda haber expertos en diferentes áreas de conocimiento, parece evidente que la mente (la persona) no suele operar de forma aislada con cada área, sino que tiende a integrar experiencias, conocimientos, vivencias, en suma. Tan válido para el niño como para el adulto. Si, cada vez más, parte de estas funciones son delegadas por la familia en la escuela, alguien de la escuela tiene que hacerse cargo de manera más eficaz. O, en todo caso, alguien tiene que servir de nexo de unión entre la familia y la escuela para garantizar mayor coherencia en la educación común de los hijos-alumnos.
Srinivasa Aiyangar Ramanujan (FUENTE) |
Nos parece tan crucial que, si fuera posible, estamos convencidos de que la Administración educativa llegaría incluso a crear la figura del preceptor, como se ha hecho en la aristocracia. Pero esa no es la cuestión, sino la importancia que tiene mantener el interés y la mirada sobre cada alumno. Lo cual no solo recae en la labor del profesor tutor ni de los escasos profesores de apoyo.
Se escribe mucho sobre “atención a la diversidad”. Es importante valorar no solo lo que de solidario añade, que —digamos— contribuye a crear cierta conciencia de compromiso social (lo que en demasiadas ocasiones suena poco creíble, por otra parte). Sin embargo, como estamos tan seguros de la diversidad, no podemos dejarnos seducir solo por esa forma de mensaje. Queremos subrayar la oportunidad que presenta la heterogeneidad en las aulas frente a las desventajas y amenazas que se suelen ver en ella. Ello nos recuerda a la siguiente anécdota:
Cuentan que hace unos años una empresa de calzado alicantina envió a su mejor vendedor a Kenya, con la intención de abrir nuevo mercado allí. Este, que se tenía en muy alta estima, cuando llegó a Nairobi, se encontró con que la mitad de la población iba descalza. Ante semejante panorama, lo primero que hizo fue llamar a su empresa: argumentó que en ese país no había negocio porque no había costumbre de llevar zapatos y que en esas condiciones solicitaba su regreso a España.Sin embargo, al mes siguiente, la empresa dio con un vendedor con otro talante. Al que propusieron lo mismo. Lo primero que hizo este al llegar a Nairobi fue frotarse las manos viendo que, al ir muchas personas descalzas, no tendría competencia.¡Y vaya si llenó el nicho de mercado!
Obviamente —y la Administración educativa lo sabe—, la atención a la diversidad es una oportunidad para mejorar la cacareada calidad educativa. Porque, si bien se puede contribuir a crear campeones —que también—, la educación es la punta de lanza de un país cuando la educación mejora en conjunto. Y este país está repleto de oportunidades diversas; faltan más ojos para verlas; faltan docentes. Inviertan en educación, contraten profesores, hagan ese favor a su país.
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