Podríamos hacer un repaso de la merma en las condiciones de vida de muchas personas en nuestro país. Pero ya hemos llegado a un punto en que a todos nos afecta directa o indirectamente. Podríamos hacer un repaso de los casos de corrupción en toda la geografía española. Pero estamos vacunados, puesto que el partido en el Gobierno está implicado desde hace años y lo niega aguantando carros y carretas. Y por eso muchos dicen: “Es lo que hay”.
Cuatro árboles (E. Schiele) |
Dicen “es lo que hay” y se quedan más anchos que largos. “Tú lo que tienes que hacer es preocuparte de ti y de los tuyos” (el burro delante pa' que no se espante), añaden algunos. “Que ya bastante tenemos con lo que tenemos”, sentencian otros. No hay que dudar de la sabiduría popular: Por eso la cosa está como está, porque es lo que hay, que bastante es, y nos podemos dar con un canto en los dientes, que otros están peor... y lo que te rondaré, morena... Eso es como todo, si quieres uno, tienes que dar diez. Eso no se puede cambiar. Tanto tienes, tanto vales, chaval. El pez gordo se come al pequeño, así que aplícate el cuento: más vale pájaro en mano que ciento volando. Luego no te quejes de que no te lo advertí. Ocúpate de tus asuntos, o, como decía Paquita la Culona: “hágame caso y no se meta en política”. Pero claro, luego así nos luce el pelo. Porque del dicho al hecho hay mucho trecho. El que avisa no es traidor, pero ya sabes que, a buen entendedor, pocas palabras bastan...
Es
lo que hay.
Pero, ¿qué cojones es lo que hay? ¿Una panda de mediocres que se lo llevan crudo hablando de la lluvia? ¿Millones de españoles que miran para otro lado y ni siquiera se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena? Habrá mucho más que eso, ¿no? ¿Acaso no hay barrenderos que hacen huelga todos a una? ¿No hay médicos, enfermeros... que son capaces de perder su sueldo para defender la Sanidad Pública? ¿Acaso no hay políticos y empresarios honrados y capaces? Y científicos, y profesores, y personas de bien en general.
Hasta el mismo Rajoy ha dicho alguna vez eso de “somos un gran país”. Podemos tomarlo a chufla, podemos marcar diferencias entre nosotros, defender cada cual lo suyo, pero tenemos una cultura que nos une. No es una cultura de flamenco y pandereta; sino una cultura de pueblo, de sociedad de personas que son capaces de entenderse. Podemos hacerlo y lo hacemos, a diario, con quien nos cae mal y con quien nos cae bien, con quienes nos ayudan e incluso con quienes nos atacan. ¿Qué es eso de “es lo que hay”? Es mucho más lo que hay que lo que nuestros ojos alcanzan. Porque estamos conmocionados, porque estamos sumidos en una especie de tristeza y desesperanza colectiva. Los hechos son tozudos, de acuerdo: desempleo galopante, hambre, corrupción... sufrimiento, mucho sufrimiento. Y desidia, no olvidéis la desidia, de la que cada cual es responsable. No estamos enfermos, pasamos por una mala racha, podemos y debemos tirar del carro, cada uno en su medida.
Por favor, no os dejéis llevar por ese sentimiento de mierda. Tampoco tratéis de tapar esta cruda realidad con falsas y efímeras islas de placer y diversión. El problema está ahí, y es hora de ir afrontándolo.
No son tantos los desencuentros como nos hacen suponer, todos queremos una sociedad mejor, basada en el respeto, como garantía de sentirnos más libres, no más aterrados. No tengáis miedo: manifestaos libremente, actuad libremente. La libertad es de cada uno, es la que cada uno pueda tomarse dentro del respeto a los demás. Somos libres y no nos queda más remedio.
Es lo que hay.
Pasa de tu jefe cuando te grita, y pide ayuda a tus compañeros. Aprovechad vuestra inteligencia, uníos. Piensa en algo para ti, vale, pero trata de pensar que sea útil para alguien más. Merece la pena ese esfuerzo. Confía en tu imaginación y no dejes que te la cercenen, cree en ello porque no estás loco; llévalo adelante y, si dejas de creer, a por otra cosa. Nunca te rindas porque, si aguantas, ganas. Siempre es el momento para cambiar porque siempre estamos cambiando, adaptándonos: pésimas condiciones laborales, peor cobertura de servicios del Estado del bienestar... Aguantamos y cogemos impulso, esto no va a quedar así.
Cuanto antes empecemos a hacerlo, antes lograremos salir de una realidad evidentemente peor que la de hace unos años, pero probablemente mucho mejor que la que tendríamos en unos años si permaneciéramos diciendo es lo que hay.
Y el que quiera hundirse, allá él, pero, o salimos todos, o ni siquiera los que salgan podrán sonreír más de siete u ocho veces al día.