26 de septiembre de 2016

«¿Qué pasa si echamos un agujero negro al Espacio?» (¿Qué es densidad?)

«El problema de comprobar experimentalmente las consecuencias de la
teoría de la relatividad general es complicado y no está aún resuelto».
A. Einstein, L. Infeld (1938, 1995): La evolución de la física, Salvat, p. 194
(Pero es mejor que leáis o que escuchéis a Cuentos Cuánticos)

- No sé, hijo. Pero podríamos hacer un experimento parecido.
- ¿En serio?
- En serio.
- Lo que pasa es que no sabemos qué es un agujero negro.
- Papá, podemos imaginar que un agujero negro es como un superimán.
- Vale, algo así.
- ¿Y los imanes atraen a otras estrellas?
- La verdad… Los imanes atraen las cosas hechas de hierro, ¿no?
- Sí, claro. Pero las estrellas no están hechas de hierro; lo leímos hace poco.
- Es verdad, hijo.
- No pasa nada, papá, porque las estrellas atraen a los planetas. ¿No te acuerdas? Igual que la Tierra nos atrae a nosotros.


Interacción de la gravedad (fuente)

- ¡Ay, es verdad!
- Estoy recordando un dibujo que vi hace poco. A ver si lo encuentro.
Aquí está, mira:

Representación del paraboloide de Flamm (fuente)

- Parece como si el agujero negro hiciera un hoyo en el Espacio. ¡Claro, por eso lo llaman agujero!
- Pues sí, hijo, parece eso.
-Ya, papá, pero ¿cómo se hace el agujero?
- Aquí dice que se forma cuando se colapsa una estrella…
- Papá, ¿qué es colapsar?
- Que se vuelve más densa.
- ¿Más pesada?
- Bueno, no exactamente. ¿No te acuerdas de que algunas cosas muy pesadas flotan?
- Los barcos.
- ¡Exacto! Y algunas cosas más ligeras no flotan, como…
- … ¡una cuchara!
- ¡Eso es!
- ¿Entonces la estrella se hace más densa?
- Sí, eso es. Mira este círculo. Ahora dibújale dentro algunos puntos. Muy bien:


- Le he dibujado diez puntos.
- Vale, ahora dibuja en este otro círculo del mismo tamaño muchos más puntos. Te ayudo, a ver si le hacemos cien puntos:




- ¡Buf! ¡Casi no caben!
- Pues era un círculo igual. Imagina que son estrellas, ¿cuál te parece más densa?
- La que tiene cien puntos.
- Así es. Ahora imagina que, en lugar de hacer cien puntos, tenemos los mismos diez puntos del primer círculo en otro más pequeño, como este.
- Vale, le dibujo diez puntos:




- ¿Ahora qué circulo —perdón, estrella— te parece más denso(a)?
- El pequeño.
- Bueno, tendríamos que compararlo con el que tiene cien puntos, pero sí, el pequeño es más denso que el grande que tiene los mismos puntos, diez.
- Entonces es como si la estrella se hiciera más pequeña con los mismos puntos —bueno, o átomos… o lo que sea—, ¿no, papá?
- Sí, y como, si además, poco a poco, fuera absorbiendo átomos de alrededor. Hasta hacerse cada vez más y más densa. Incluso para ir atrapando a estrellas y planetas cercanos. Hasta que se convierte en agujero negro. Tan negro, que atrapa la luz.
- ¡Hala!
- Tanto, ¡que no se le pueden hacer fotos!
- ¡Oye! ¿Hacemos un experimento de cosas que flotan y se hunden?
- ¡¡Vale!!


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8 de septiembre de 2016

El interés y la mirada sobre cada alumno


Aunque pueda haber expertos en diferentes áreas de conocimiento, parece evidente que la mente (la persona) no suele operar de forma aislada con cada área, sino que tiende a integrar experiencias, conocimientos, vivencias, en suma. Tan válido para el niño como para el adulto. Si, cada vez más, parte de estas funciones son delegadas por la familia en la escuela, alguien de la escuela tiene que hacerse cargo de manera más eficaz. O, en todo caso, alguien tiene que servir de nexo de unión entre la familia y la escuela para garantizar mayor coherencia en la educación común de los hijos-alumnos.

Srinivasa Aiyangar Ramanujan (FUENTE)

Nos parece tan crucial que, si fuera posible, estamos convencidos de que la Administración educativa llegaría incluso a crear la figura del preceptor, como se ha hecho en la aristocracia. Pero esa no es la cuestión, sino la importancia que tiene mantener el interés y la mirada sobre cada alumno. Lo cual no solo recae en la labor del profesor tutor ni de los escasos profesores de apoyo.

Se escribe mucho sobre “atención a la diversidad”. Es importante valorar no solo lo que de solidario añade, que —digamos— contribuye a crear cierta conciencia de compromiso social (lo que en demasiadas ocasiones suena poco creíble, por otra parte). Sin embargo, como estamos tan seguros de la diversidad, no podemos dejarnos seducir solo por esa forma de mensaje. Queremos subrayar la oportunidad que presenta la heterogeneidad en las aulas frente a las desventajas y amenazas que se suelen ver en ella. Ello nos recuerda a la siguiente anécdota:
Cuentan que hace unos años una empresa de calzado alicantina envió a su mejor vendedor a Kenya, con la intención de abrir nuevo mercado allí. Este, que se tenía en muy alta estima, cuando llegó a Nairobi, se encontró con que la mitad de la población iba descalza. Ante semejante panorama, lo primero que hizo fue llamar a su empresa: argumentó que en ese país no había negocio porque no había costumbre de llevar zapatos y que en esas condiciones solicitaba su regreso a España.Sin embargo, al mes siguiente, la empresa dio con un vendedor con otro talante. Al que propusieron lo mismo. Lo primero que hizo este al llegar a Nairobi fue frotarse las manos viendo que, al ir muchas personas descalzas, no tendría competencia.¡Y vaya si llenó el nicho de mercado!

Obviamente —y la Administración educativa lo sabe—, la atención a la diversidad es una oportunidad para mejorar la cacareada calidad educativa. Porque, si bien se puede contribuir a crear campeones —que también—, la educación es la punta de lanza de un país cuando la educación mejora en conjunto. Y este país está repleto de oportunidades diversas; faltan más ojos para verlas; faltan docentes. Inviertan en educación, contraten profesores, hagan ese favor a su país.