Mi
primeros argumentos personales en contra de la existencia de Dios se
podían resumir en el siguiente juicio: "No necesito que exista
Dios". No me preocupaba si existía Dios, pero poco a poco me he
ido formulando preguntas sobre su existencia de dos formas: racional
y empírica. En la forma racional subyacía la pregunta: "¿Qué
o quién hizo todo esto?", y en la forma empírica, esta otra:
"¿Tiene algo que ver lo que hay con lo que o con quien hiciera
todo esto hace miles de millones de años?".
Para
la forma racional no encuentro respuesta si entro en el bucle de
"¿qué o quién hizo a lo que o a quien hizo todo esto?".
Si no encuentro respuesta, puedo pensar que no la hay o puedo pensar
que no soy capaz de encontrarla. Pero, en todo caso, no es una
pregunta que me quite el sueño y puedo vivir sin respondérmela,
como puedo vivir sin ser un artista renombrado como Van Gogh. ¿Quién
sabe si tras mi muerte alguien responde a esa pregunta o mi obra
acaba siendo universal?
Para
la forma empírica, puesto que no puedo responderme a la parte
racional, debo hacer
una
traslación: "Supongo que algo o alguien hizo el Universo, ¿ese
algo o ese alguien determina a cada instante todo lo que sucede?"
Si fuera científico podría creer (o sospechar) que todo está para
ser descubierto y así, para poder ser explicado. En cierta forma
sería como asumir que mi vida está escrita y que, lo que creo que
son elecciones voluntarias, no son más que designios. Pero, en ese
caso, en algún momento quizá alguien o algo conozca qué ley
gobierna (o gobernó) mi existencia (y la de cualquiera), a cada
paso, como ahora sabemos qué ley gobierna el movimiento de los
astros o el de los electrones. Pero no sólo eso, sino incluso como
si conociéramos todas las perturbaciones (por llamarlo de alguna
forma) que afectan a cada uno de los electrones o de los astros del
Universo siempre. ¿Será esto posible? Y aunque fuera posible, ¿por
qué llamarle Dios al hacedor de esto?
Vale,
llamémoslo Dios. En ese caso, en ese desconocido juego, al que juega
él (o ella o ello) solo, ¿podemos invocarlo para que mejore nuestra
vida? ¿Para qué, si está todo programado mediante leyes que sólo
Dios conoce? Quizá entre esas complejas leyes haya algunas que sean
de tipo condicional, como: "Si un humano me invoca de forma
adecuada, puedo cambiar las leyes a su favor", o "todas las
leyes se condicionan a las modificaciones que se realicen a cada
momento". Pero, entonces, ¿de quién es la voluntad? Porque, si
nuestra voluntad o nuestras decisiones están programadas o conocidas
de antemano por Dios, ya está todo hecho y nuestra vida no tiene
ningún sentido salvo para él, ella o ello. Y, si no tiene ningún
sentido, ¿qué más da creer o no creer en su existencia? Supongo
que lo comprenderá y dará lo mismo que yo piense en una u otra
dirección. O, al menos, esa es mi experiencia.
Por
otro lado, si no es así, sino que Dios dejó las leyes "humanas"
y nuestra voluntad al margen de las leyes que gobiernan el Universo,
la realidad física, ¿qué más da que exista Dios? A no ser que
Dios intervenga de vez en cuando. Pero, ¿cuándo? ¿En qué sentido,
para qué y por qué? ¿Para nosotros, para todos, para algunos, para
usted, para su cuñada, para una bacteria? ¿Cuáles son esas
salvedades en las que Dios interfiere en nuestra voluntad? Si
interfiere en nuestra voluntad, ¿para qué invocarlo, si al final
decide él? O, peor aún, ¿para qué actuar, si no sabemos si
finalmente decidirá él? A no ser que sepamos cómo actuar sin que
él modifique las consecuencias de nuestras intenciones. Pero,
¿alguien sabe cómo actuar para lograr cualquier cosa que se
proponga? Si esa persona sabe actuar así, es muy probable que haya
descubierto la naturaleza de Dios porque sabe cómo hacer para que no
se entrometa, o bien, está aliado con Dios o, más bien, sometido a
la voluntad de éste. Pero mi experiencia me dice que eso que llaman
Dios debe de ser un Dios personal para algunas personas y sólo para
algunas. Y en ese caso, puesto que es personal, no entra dentro de lo
objetivo y, por lo que a mí respecta, no existe Dios.
Ahora
bien, si en el "sueño" de millones de personas está Dios,
¿puedo negar ese sueño? No, pero sí puedo negar que exista el
contenido de ese sueño, lo que no implica que pueda negar su
interpretación. Pero eso no supone "respetar" la
existencia de Dios, sino respetar la creencia de la existencia de
Dios, como se puede respetar la creencia de la existencia de un
meteorito que inminentemente acabara con la Humanidad. Pero el
respeto a una creencia no me obliga a actuar en dirección alguna
mientras no sea una creencia mía. ¿Por qué habría de comportarme
como si se fuera a acabar el Mundo si no creo en la existencia del
fatal meteorito?
No
encuentro gran diferencia entre la creencia religiosa y cualquier
otro tipo de creencia. Sólo encuentro una diferencia: En la creencia
religiosa debo mantener mis actos respetuosos, en otras creencia, no,
y la razón siempre es porque sí. Es decir, la creencia religiosa se
impone, pero no por Dios, sino por las personas. A no ser que sea una
ley de Dios que establezca que haya de ser así, y, en ese caso, es
una ley divina que establece que las personas que actúen en sentido
contrario de la creencia de la existencia de Dios, serán sancionadas
por las personas creyentes. Y, en ese caso, uno no sabe cómo actuar,
porque en unas sociedades (y a lo largo de la Historia) unas personas
han actuado en un sentido y en otro, y los creyentes les han
sancionado o no, quizá porque Dios, en el fondo, ha perdonado a unos
y a otros no. ¿Quién sabe?
¿Se
puede aspirar a la bondad sin religión?
COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
ResponderEliminarEN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años