1 de julio de 2016

¿Es mi coche un antisistema?

Unos mil cuatrocientos kilos en vacío, algo más de cien caballos a partir de dos mil quinientas vueltas y más de trescientos cincuenta mil kilómetros a sus espaldas. Un compacto de más de diez años que no corta el mar ni vuela. Un coche que, “mientras me lleve”, va bien.
 

La Carriole du Père Junie (Henri Rousseau)

 
Habrá quien me llame antisistema (a mí o incluso al coche) porque no contribuyo a renovar el parque móvil (o porque no entro en la rueda de consumo: coche nuevo + financiación pertinente). No van por ahí los tiros de lo que les traigo. Es mucho más mensurable y espero que las musas me ayuden a construir igualmente una reflexión interesante a partir de la metáfora que entraña lo que les cuento. Vamos allá.

Es encomiable el esfuerzo inversor en infraestructuras viales llevado a cabo en España en los años que este país lleva de democracia. Desafortunadamente, esta piel de toro está plegada allá donde vayas y el coste medio del tramo de autovía es de los más altos de Europa. Hecho que condiciona no solo la capacidad inversora en carreteras, sino el trazado de estas. Por eso es relativamente frecuente encontrarse con algunos repechos que “pa qué las prisas”. Ambas circunstancias, financiera y orográfica, debieron de ser factores tenidos en cuenta cuando los ingenieros decidieron cómo serían algunos tramos. Esos factores, sí, y probablemente algún componente pseudopolítico (ya saben: plazos de inauguración, fotos cortando la cinta y demás premuras marcadas desde los asesores de imagen de los partidos políticos).
 

El caso es que mi coche, al que, si quieren, podemos llamar Braulio a partir de ahora, presenta algunas dificultades en determinados adelantamientos. No lo he medido, pero suele ser en carreteras de varios carriles por sentido; en las de un solo carril por sentido ni me planteo adelantar si es cuesta arriba. Braulio se rila en el tramo de la M45 a la altura de San Fernando de Henares en sentido Sur, por ejemplo. Estoy hablando de memoria, pero creo que son cuatro carriles antes de reducirse a tres en lo alto de la cuesta. Juro que lo he intentado, pero Braulio ya no es el que era: sufre una pérdida de potencia a mitad de la cuesta. He de reducir a cuarta y tratar de mantener unos honrosos noventa kilómetros por hora hasta por fin recuperar los ciento veinte (ya en en quinta) en el llano. Eso sí, tras pasar la puesta a punto anual (el turbo aún no falla, el volumétrico tampoco, pero, tras resolver el conflicto del filtro antipartículas con el corte de combustible...), Braulio parece recobrar su lozanía. Al menos por un par de meses.
 

Como Braulio, hay miles de coches circulando como pueden. Es un país complejo si no eres un coche nuevo o estás casi como nuevo. Pero el país es el que es. Y entonces me pregunto si no se pueden ingeniar mejores trazados para todos. Porque al fin y al cabo parece que si “desde arriba” no se piensa para todos, es cuestión de echarle un buen par cada uno como pueda. Pero no olviden que todos pagamos impuestos de manera solidaria. ¡Ah!, ¿que algunos no? Bueno, será por eso que nos animan a renovar el coche más a menudo, y siempre para mejor, como cualquiera de los suyos.

Braulio, hazles caso, no seas antisistema, que España es asín.



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