Intuyo
que debo tener en cuenta las opiniones de la prensa conservadora,
pues nadie posee la verdad absoluta. Me parece llamativo cómo
informan1:
al igual que otros medios, se erigen en baluartes de la verdad, pero, de
manera especial, se autoproclaman mártires de la libertad de expresión. Y en ello se apoyan para defender la libertad de elección
de los padres en la educación de los hijos.
Me
pregunto si con libertad de expresión se hace alusión al respeto
por la capacidad de ridiculizar verbalmente a otras personas o a sus
proyectos. Me pregunto si esa libertad general que preconizan tiene
que ver con esa libertad de expresión, si la libertad individual
siempre tiene correlación con la colectiva... Cuando
leía a algunos medios cómo describían el éxito del “pueblo
español frente al talante de Zapatero" a propósito de la multitudinaria manifestación en contra de la LOE (2006), recordaba
el silencio de esos mismos medios en relación a las manifestaciones
que se produjeron en contra de la guerra o, en todo caso, también
recuerdo los insultos que lanzaron contra sus promotores (incluso años depués). ¿Esa es la
libertad a la que se refieren? Ahora siguen en las mismas: no
critican, sino que descalifican a los profesores.
Temo que
la libertad que propugnan para la Educación conlleve una vuelta
atrás (LOMCE). No me refiero a una vuelta a la LGE (1970), sino a la Ley Moyano (1857). Temo que la libertad que se pidió en la manifestación
contra la LOE tenga que ver con la libertad de las familias de clase
media de aislar a sus hijos en la homogeneidad concertada. Sí,
concertada con la Administración Pública, pero desconcertante para
los centros públicos de los alrededores (cada vez con menos
recursos, cada vez con más población en riesgo de exclusión...).
Se dice que el miedo es libre, ¿entrará esa libertad por el miedo
entre sus argumentos para espantar a los hijos de esa difusa clase
media hacia la enseñanza privada?
A lo
mejor consideran
libertad la visión logocéntrica
de la enseñanza. Pueden
suponer:
“Como todos los individuos somos iguales, nuestras capacidades de aprendizaje y de motivación son las mismas, ya sea porque tengamos una preocupación por saber, ya sea porque tengamos una necesidad de supervivencia en un medio violento”.
Y pueden
preguntarse:
“¿Será verdad que todos somos iguales? Quizá entonces podamos hablar de una evaluación universal, con criterios iguales para todos ¿Por qué habría de saber más de las vacas un niño de una aldea de Lugo que un niño de Chamberí? Que se esfuerce más el de Chamberí, ¿no?”.
¿De
verdad piensan así? Si pensaran así, no defenderían la publicación de los resultados de las evaluaciones diagnóstico. O, en todo caso, defenderían que, al menos, se añadieran las características sociales de cada centro. Pues eso explica muchas cosas.

Idea de persona → finalidad para conseguir esa idea → contenidos
para lograr esa finalidad
He de
admitir que las leyes educativas contienen sesgos ideológicos, está
claro, y en eso va también la idea de persona, o de ciudadano
incluso. Pero, es obvio que las leyes no son el único factor para
cambiar un sistema educativo. Sin embargo, ¿por qué es a partir de
la promulgación de la LOE cuando renacen los ataques furibundos de
la derecha más reaccionaria contra una supuesta educación de
izquierdas? Pareciera que los sectores conservadores españoles
hubieran permanecido escondidos, con su libertad de expresión
agazapada y que fuera a partir de entonces cuando se manifestaran
abiertamente y cantaran a los cuatro vientos su ideal de persona. Por ejemplo, los
sectores más conservadores sacralizan el valor del esfuerzo y
cuestionan la pérdida de este valor como si fuera patrimonio suyo (leed el comienzo del punto II de la "Exposición de motivos" que presenta el proyecto de la LOMCE).
Ya he expuesto mi opinión al respecto en otras entradas, pero debo
abundar en una cuestión: la ley per se (la que sea) no es del todo
responsable de la pérdida de ese valor (prefiero llamarlo actitud);
se dan una serie de circunstancias socioeconómicas y culturales que
favorecen más esa merma de actitud (desatención de los hijos,
oferta asequible de estímulos alejados de lo académico, etcétera).

Tratemos
de mejorar, pero todos. Aportemos calidad a la Educación, pero para
todos. Esa es la calidad que deriva de “cual”, de “qualitas”,
de igualdad... de oportunidades o de opciones. Y no sólo desde una
visión filantrópica, ni “filantópica”, ni emotiva, sino
incluso desde una concepción egocéntrica y egoísta: ¿Hasta cuándo
se puede aplastar una margarita para que no crezca en nuestro jardín?
Hasta el otoño, pero en primavera crecerán otras. Podemos remover
la tierra, pero cada año, siempre, tendremos que cuidar nuestro
jardín. Un jardín precioso que se asemejaría mucho a un sistema
cuasi cerrado, a diferencia de nuestra sociedad que es cuasi abierta.
Si nuestro jardín estuviera en un entorno abrumadoramente diferente
(como la selva amazónica o el desierto del Sahara), nuestros
cuidados habrían de ser extremos. ¿Hasta cuándo podríamos
soportar?, ¿seguirían nuestra labor las generaciones venideras? Una
Educación para todos, consensuada y continuada.
Dialoguemos,
acerquemos nuestras realidades y mejorémoslas. Hablemos de la
libertad del otro como de la nuestra y planteemos cómo podemos
alcanzar esa realidad de zoom politikon.
Porque una educación de todos y para todos es un derecho universal, avalado en nuestra actual Carta Magna. Y, sí, en su artículo 27.1 "se reconoce la libertad de enseñanza", pero, ojo, "todos tienen derecho a la educación". Si la libertad consiste en crear desigualdades, no vale para nada esa libertad, al menos desde la ética.
1
No comunican, pues no hay retroalimentación –no es patrimonio
suyo; otros medios también informan-.
2
Pero habría que ir más allá de los contenidos o materias; también
hacia los recursos para adquirirlos por parte del alumno y a la
metodología diseñada por el docente, entre otros.