15 de septiembre de 2015

Escepticismo en el aula

Me ha costado mucho tomar la decisión, pero, finalmente, y gracias a las sabias advertencias (más que consejos) de buenos amigos, podéis empezar a llamarme como el artista antes conocido como Prince... a llamar este blog como el antiguamente conocido como Misterio, educación y ciencia. Bien, el título de esta entrada introduce el nuevo nombre del blog: Escepticismo en el aula.



Existía (y sigue existiendo) un buen motivo para el título primigenio: la reivindicación de un Ministerio de Educación y Ciencia, al menos como símbolo o actitud por la que se hiciera constar la asociación de ambos asuntos: Educación y Ciencia, para mí indisolubles; vale que la educación no es una ciencia, pero dando la espalda a la ciencia no se puede educar. Estamos hartos de que nos engañen, estamos sometidos a miles de adversidades naturales y queremos vivir más y mejor.

En su momento consideré interesante la asociación misterio-ministerio-magisterio: opté por "misterio" frente a minis-ter ("entre dos, el que menos") y magis-ter ("entre dos, el que más") por pura convicción ciudadana y por el asombro que a mi juicio provoca descubrir la realidad que nos envuelve, algo que aparece como un misterio antes de ser descubierto. Pero, dado el abuso con el que se ha desprestigiado el término "misterio" por parte de los charlatanes, he decidido prescindir de ese término para evitar confusiones.

No soy científico, me dedico a la enseñanza, lo que en multitud de ocasiones se transforma en educación cuando se trata de guiar a menores y a familias que necesitan asesoramiento incluso en la crianza de sus hijos. Contra lo que muchas personas piensan, las necesidades de las familias y de los menores no son las mismas que las de toda la vida. Quizá en esencia sí, como en esencia seguimos siendo humanos igual que hace doscientos años. Pero nuestras sociedades han ido evolucionando, en buena medida de cómo lo han ido haciendo los conocimientos. De manera que en este blog seguiré defendiendo una enseñanza (y también una educación) que esté al servicio de las personas. Y no al contrario, como tratan de mantener desde el poder. Seguiré defendiendo la autoridad de quien sabe frente a quien detenta el poder y trata de mantenerse en él sometiendo a la ignorancia a la mayoría de la población. De igual modo, pues no se puede desligar, cuestionaré esas ideas que se insuflan para darse por sabidas y asumidas sin que alberguen evidencia. Incluso aquellas ocurrencias que, desde una supuesta rebeldía, llevan a la alternativa falaz y estúpida, del cambio por el cambio. No confío en quienes hacen remar a su tripulación hacia el abismo.

Ya lo mencioné en otro post (véase el motivo número 5), pero viene a cuento recordarlo: si para el matemático todo es matemática y para el químico todo es química, para el docente todo es educación. Desde la ciencia en sí (la propia matemática, la química, la física...), pasando por la política, hasta las costumbres que definen una cultura, que quizá pueda mejorarse. Cultura en el sentido más amplio, como sistema de significados de una sociedad.

Antes de terminar, quisiera esbozar el porqué del presente título del blog. Como habéis leído en el párrafo anterior, salvo los automatismos básicos (quizá tampoco), hay cuestiones que demandan una revisión. Desde la pregunta, que es la cuestión. Es cierto que se buscan respuestas, pero nuestra evolución como especie viene marcada por la pregunta, por la curiosidad que nos facilita la aprehensión de cuanto nos rodea. No nos contentamos; somos escépticos por naturaleza, no nos conformamos con cualquier explicación. Así pues, como docentes, sabemos que al alumno no suele bastarle con que le soltemos un rollo. Como en el aula, pretendo invitar a la reflexión al lector de este blog. Como hasta ahora.

Por último quiero agradecer especialmente a las personas que me animaron a tomar esta decisión. Además, debo admitir que, en la búsqueda del nuevo título este y alguno más fueron sometidos al rigor del buscador. Este título me pareció el más apropiado, pero he de decir que me topé que ya existía una llamada con este nombre. Por eso le estoy enormemente agradecido al autor de esa entrada, al profesor de física Eugenio Manuel Fernández (@EugenioManuel), que accedió amablemente a que pudiera utilizar el título. Recomiendo encarecidamente dicha entrada: Escepticismo en el aula: una propuesta de trabajo

Nos seguimos leyendo.

Gracias por vuestro interés.

6 comentarios:

  1. No entiendo el problema de misterio educacion y ciencia. Me parece un buen nombre para un blog.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta esta expresión com título para un blog. Aquí tienes un seguidor. Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Por fin!!! el escepticismo tiene un instrumento para llegar a las aulas. Es una excelente iniciativa.

    ResponderEliminar
  4. Me da igual como lo llames. El anterior me hacía mucha gracia aunque puede que éste sea más explícito. Lo importante es que sigas enseñando dentro y fuera del aula. Abrazo fuerte

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Inesperada y gratísima visita, José Ramón. Gracias por el comentario. Ahí seguiremos.
      Un abrazo.

      Eliminar

Puedes añadir tu comentario aquí: